Rompiendo las barreras


    LOS BLOQUEOS CREATIVOS
     
    A parte de recaudar información, incubar una idea y darla a conocer, el proceso creativo cuenta con un obstáculo importante: los bloqueos creativos. Estos son el conjunto de informaciones, actitudes, acciones, omisiones o situaciones que dificultan, paralizan o inhiben el desarrollo o ejercicio de la creatividad.
     
   Podemos hacer una clasificación de estos bloqueos en tres grandes grupos: bloqueos cognoscitivos, emotivos y culturales.

      1.       Bloqueos cognoscitivos – estos bloqueos no nos permiten captar cuál es el problema. En numerosos casos son los prejuicios los que llevan a plantear de forma errónea el problema así como soluciones inadecuadas. Entre otros, los bloqueos cognoscitivos más comunes son:
    -          Obsesión con un solo aspecto del problema perdiendo la visión global de este.
    -          Poca atención a los aspectos que rodean al problema, limitando la concentración al problema nada más.
    -          Rigidez de la perspectiva, impidiéndonos utilizar todos los sentidos para la observación. 
    -          Una vez detectados los elementos del problema, imposibilidad de establecer asociaciones entre estos elementos.

      2.       Bloqueos emotivos – estos bloqueos hacen referencia a las inseguridades que puede sentir el individuo a la hora de emprender el proceso creativo. Estas inseguridades pueden deberse a distintas causas, como es el temor a equivocarse o hacer el ridículo. Esto puede darse por temor a los supervisores o la desconfianza de los compañeros y subordinados.
    Otra causa posible estaría relacionada con la existencia de prejuicios en el individuo creador, pues puede darse el caso de que este individuo decida centrarse en una idea sobre la que no tenga prejuicios, impidiéndole ver más allá y tener ideas mejores.
    En términos generales, estos bloqueos surgen cuando el individuo adquiere actitudes tales como la ridiculización de los intentos  creativos, la sobrevaloración de recompensas o castigos, la excesiva exigencia de objetividad, la excesiva preocupación por el éxito o la intolerancia ante actitudes lúdicas.

     3.       Bloqueos culturales – por último, estos bloqueos están relacionados con los valores aprendidos y transmitidos de generación en generación en un entorno determinado. El individuo se ve obstaculizado por sentimientos tales como el deseo de adaptarse a una norma aceptada, la excesiva fe en la razón o en la lógica, la tendencia a adoptar una actitud de todo o nada, o darle demasiada importancia a la competencia.

    Fuente de imagen: Google

      EL MIEDO A LA LIBERTAD

      Para hablar del miedo a la libertad hay que comenzar por definir el término libertad, o por lo menos intentarlo.

    Puesto que estamos tratando el tema de la creatividad, se entiende que lo más acertado será ofrecer una definición relacionada con dicho tema.
     Así pues, podríamos definir “libertad” como la capacidad que tiene el individuo de tomar decisiones frente a una serie de posibilidades presentadas en un contexto determinado. En numerosas ocasiones se habla de “libertad” entendida como la ausencia de obstáculos o limitaciones, es decir, el individuo tendría capacidad de decisión frente a una serie de posibilidades ilimitadas. Sin embargo, hay que prestar atención a la actitud que una persona puede adoptar en tales circunstancias, pues es posible que la decisión tomada se vea determinada en mayor grado por el conocimiento de esa ausencia de limitación más que por el deseo propio del individuo.

    Pongamos un ejemplo: imaginemos que un adolescente cuyos padres le obligan a llegar a casa a una hora determinada, dejara de tener una hora fijada y pudiera llegar a casa cuando quisiera. Una noche el adolescente sale de fiesta pero está cansado y le apetece irse a casa temprano, pero como sabe que por fin no tiene hora obligada de llegada a casa decide aguantarse y quedarse hasta tarde: ¿ha tomado la decisión de forma libre? ¿O la ausencia de limitaciones ha condicionado su comportamiento?
    
    Un autor que ha escrito sobre el tema de la libertad es Erich Fromm, el cual afirma que la libertad es “ser vulnerable ante la posibilidad de equivocarse. Significa, por tanto, ser individual, no someterse a la moda, la corriente cultural, ideológica, económica, religiosa, etc.”

     En base a esta definición podemos enlazar perfectamente el tema del miedo a la libertad, pues Fromm continua diciendo “cuanta más libertad tienen las personas, más individuales y solas se sienten, más miedo acumulan y más fácil es que surja en ellas el deseo de que alguien las conduzca (un líder religioso, cultural, político…)”.

      En mi opinión, relacionando la definición de Erich Fromm con el campo de la creatividad, pienso que el miedo a la libertad a la hora de crear se debe al temor de equivocarse o a hacer el ridículo (como se ha hablado en el apartado de los bloqueos creativos), puesto que esa “libertad” de creación asigna al individuo la responsabilidad de elección y decisión ante las posibilidades con las que se enfrente en el momento de crear.

El proceso creativo

Fuente imagen: Google

Graham Wallas (1926) habla del pensamiento creativo, común al artista y al científico: el primero en tanto que se propone como meta la interpretación de las cosas, relaciones o valores imaginativos; y el segundo en tanto a su pretensión de descubrir nuevos hechos y principios. En cualquier caso, en ambos casos hablamos de proceso creativo, el cual es análogo al proceso de solución de un problema.

Las investigaciones sobre el tema del proceso creativo han dado fruto a diversas clasificaciones de este proceso. Atendiendo a las declaraciones de artistas y científicos, podríamos dividir el proceso creativo en dos grupos de acuerdo con su desarrollo: el primero conduce a un camino organizado, y el segundo sigue una vía inspirada y creativa. Esta clasificación no tendrá en cuenta, por tanto, la continua reflexión de los artistas sobre si la idea bulle al individuo antes de pasar a la obra o si sólo va madurando lentamente durante el trabajo y creación.


EL ACCESO ORGANIZADO

En este proceso se distinguen los siguientes métodos mentales: análisis, síntesis y evaluación. Son los mismos métodos que recomiendan Kandinsky y Lowenfeld en el estudio del arte a fin de fomentar el desarrollo de las facultades creativas. Estos tres métodos mentales son análogos a las tres fases del proceso creativo: preparación, producción y decisión.

     1.       Preparación – en esta fase tiene efecto el análisis de un campo más amplio para delimitar en él el problema concreto. Aquí tiene lugar también el análisis de las variables presentes. Se trata, por tanto, de un largo proceso de análisis de todas las variables conocidas y potenciales, que ponen cada más en relieve el problema. En esta fase se trata de definir el problema con toda claridad, ver sus componentes en detalle y en relación con el todo.
     
     2.       Producción – esta fase consiste en sopesar las fistintas posibilidades de solución del problema, las diversas propiedades específicas de dicho problema y de la solución. La técnica de esta fase es la asociación de ideas. Esta asociación produce combinaciones siempre nuevas que constituyen distintas posibilidades de solución del problema; es un pensamiento sintético.
                 
     3.       Decisión – esas combinaciones entran como alternativas en esta fase. Son sopesadas y comprobadas mediante el método evaluativo. Lo que hará a una solución mejor que otra será su “valor de predicción”.


EL ACCESO INSPIRADO

De entre muchas clasificaciones que describen el acceso inspirado a la creatividad la más utilizada es sin duda la división en cuatro fases: preparación, incubación, iluminación y verificación.

      1.       Preparación – es en esta fase donde se reúne toda la información. Destacan así dos características que condicionarán esta fase:
a.       La sensitividad en la percepción del entorno
b.      La ingenuidad en la manera de interpretar esa percepción, pues condicionará la apertura a las ideas nuevas
La duración de esta fase dependerá del tipo de problema, de los conocimientos acerca del problema y de los hábitos del individuo. El individuo creativo recoge durante esta fase todo tipo de experiencias vitales y de saberes sin previa censura, es decir, sin ponderar lo que pueda ser importante y lo que no. Eso creará una base amplia sobre la que es posible montar el verdadero proceso creativo.

      2.       Incubación – esta fase se desarrolla en el inconsciente. Consiste en una consideración del problema y en la búsqueda de una solución. En esta fase, durante la cual planean sobre el inconsciente las experiencias acumuladas, el individuo seguramente se encuentre en un estado de inquietud y frustración en sumo grado, que a menudo va acompañado de sentimientos de inferioridad. Esto exige, por tanto, una notable tolerancia de la frustración.
Cuanto más desligadas permanecen esas experiencias más creativo resulta el proceso.

      3.       Iluminación – en esta fase el material acumulado durante la fase de incubación se transforma en un conocimiento claro y coherente que aflora de forma repentina.
           
      4.       Verificación – el proceso concluye con esta fase, donde se examina, comprueba y configura la nueva visión hasta adecuarse al individuo creativo y al entorno. En esta fase se da el cometido de la comunicación, consistente en traducir la visión subjetiva a formas simbólicas objetivas (como la escritura o el lenguaje). 

Concepto de Creatividad

Lo primero que debemos tener en cuenta es que, puesto que la actividad humana que esta implícita en el proceso creativo varía según el marco en el que se encuentre, el propio concepto de creatividad es susceptible de variar igualmente dependiendo del contexto. Hay que destacar, igualmente, que no por esto se puede llamar “creativa” a cualquier situación, sino que hay límites para el uso de este adjetivo. Sin embargo, estos límites son indeterminados, claro que ello no implica que no podamos reconocer que estos límites existen.

Antes de nada, un buen comienzo para definir el concepto de creatividad es señalando su raíz etimológica: La palabra “creatividad” deriva del latín “creare”, la cual está emparentada con la voz latina “crecere” que significa crecer; creatividad significa pues, “crear de la nada”.

Existen por tanto, atendiendo a lo dicho anteriormente, varias definiciones de creatividad:

“La creatividad es un proceso que se desarrolla en el tiempo y que se caracteriza por la originalidad, por la adaptabilidad y por sus posibilidades de realización concreta."

"Creatividad es la capacidad de producir cosas nuevas y valiosas.”

"La creatividad es el pensamiento abierto, divergente y siempre preparado para imaginar cosas y soluciones en gran variedad."

"Creatividad es la capacidad de un cerebro para llegar a conclusiones nuevas y resolver problemas de una forma original."
Fuente imagen: Google

Una definición interesante es la que plantea el psicólogo Joy Paul Guilford, que plantea que la creatividad implica huir de lo obvio, de lo seguro y lo previsible para producir algo que resulte novedoso. Afirma que la creatividad, en un sentido limitado, se refiere a las aptitudes características de los individuos creadores tales como la fluidez, flexibilidad, originalidad y elaboración (estos son los factores de la creatividad propuestos por Torrance).  Por otra parte, Guilford demostró que la creatividad y la inteligencia son cualidades diferentes. Así mismo, plantea que la creatividad no es el don de unos pocos, sino que es una propiedad compartida por toda la humanidad.


La creatividad surgiría entonces de tres elementos centrales:
·         De la conciencia de la necesidad de cambio, tanto para enfrentar problemas existentes como para aproximarse a metas deseables.

·         De la percepción sobre la posibilidad de crear cambio a través de la formulación de problemas considerando sus diversas dimensiones así como de la búsqueda de una amplia gama se soluciones.

·         La posibilidad de cambio está sujeta a la existencia de personas creativas (capaces de enfrentar el cambio con una perspectiva como la señalada) y a la presencia de un contexto sociocultural que permite acoger y formar a esas personas.


FACTORES DE LA CREATIVIDAD


En este apartado cabe destacar la figura de Ellis Paul Torrance, el cual afirma que la creatividad:

"Es el proceso de ser sensible a los problemas, a las deficiencias, a las lagunas del conocimiento, a los elementos pasados por alto, a las faltas de armonía, etc.; de reunir una información valida; de definir las dificultades e identificar el elemento no valido; de buscar soluciones; de hacer suposiciones o formular hipótesis sobre las deficiencia; de examinar y comprobar dichas hipótesis y modificarlas si es preciso, perfeccionándolas y finalmente comunicar los resultados". (E. P.Torrance, Educación y capacidad creativa, 1977).

Basándose en los trabajos de Guilford, Torrance estableció cuatro factores de creatividad:

      1.       Fluidez: Cantidad, flujo de ideas o soluciones que un sujeto es capaz de producir ante un problema. 
      2.       Flexibilidad: Capacidad del individuo para organizar los hechos dentro de amplias y diversas categorías. 
      3.       Originalidad: Facultad de una persona para producir ideas con características únicas e interesantes. 
      4.       Elaboración: Consiste en realizar ese impulso creativo que posee el sujeto.