El proceso creativo

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Graham Wallas (1926) habla del pensamiento creativo, común al artista y al científico: el primero en tanto que se propone como meta la interpretación de las cosas, relaciones o valores imaginativos; y el segundo en tanto a su pretensión de descubrir nuevos hechos y principios. En cualquier caso, en ambos casos hablamos de proceso creativo, el cual es análogo al proceso de solución de un problema.

Las investigaciones sobre el tema del proceso creativo han dado fruto a diversas clasificaciones de este proceso. Atendiendo a las declaraciones de artistas y científicos, podríamos dividir el proceso creativo en dos grupos de acuerdo con su desarrollo: el primero conduce a un camino organizado, y el segundo sigue una vía inspirada y creativa. Esta clasificación no tendrá en cuenta, por tanto, la continua reflexión de los artistas sobre si la idea bulle al individuo antes de pasar a la obra o si sólo va madurando lentamente durante el trabajo y creación.


EL ACCESO ORGANIZADO

En este proceso se distinguen los siguientes métodos mentales: análisis, síntesis y evaluación. Son los mismos métodos que recomiendan Kandinsky y Lowenfeld en el estudio del arte a fin de fomentar el desarrollo de las facultades creativas. Estos tres métodos mentales son análogos a las tres fases del proceso creativo: preparación, producción y decisión.

     1.       Preparación – en esta fase tiene efecto el análisis de un campo más amplio para delimitar en él el problema concreto. Aquí tiene lugar también el análisis de las variables presentes. Se trata, por tanto, de un largo proceso de análisis de todas las variables conocidas y potenciales, que ponen cada más en relieve el problema. En esta fase se trata de definir el problema con toda claridad, ver sus componentes en detalle y en relación con el todo.
     
     2.       Producción – esta fase consiste en sopesar las fistintas posibilidades de solución del problema, las diversas propiedades específicas de dicho problema y de la solución. La técnica de esta fase es la asociación de ideas. Esta asociación produce combinaciones siempre nuevas que constituyen distintas posibilidades de solución del problema; es un pensamiento sintético.
                 
     3.       Decisión – esas combinaciones entran como alternativas en esta fase. Son sopesadas y comprobadas mediante el método evaluativo. Lo que hará a una solución mejor que otra será su “valor de predicción”.


EL ACCESO INSPIRADO

De entre muchas clasificaciones que describen el acceso inspirado a la creatividad la más utilizada es sin duda la división en cuatro fases: preparación, incubación, iluminación y verificación.

      1.       Preparación – es en esta fase donde se reúne toda la información. Destacan así dos características que condicionarán esta fase:
a.       La sensitividad en la percepción del entorno
b.      La ingenuidad en la manera de interpretar esa percepción, pues condicionará la apertura a las ideas nuevas
La duración de esta fase dependerá del tipo de problema, de los conocimientos acerca del problema y de los hábitos del individuo. El individuo creativo recoge durante esta fase todo tipo de experiencias vitales y de saberes sin previa censura, es decir, sin ponderar lo que pueda ser importante y lo que no. Eso creará una base amplia sobre la que es posible montar el verdadero proceso creativo.

      2.       Incubación – esta fase se desarrolla en el inconsciente. Consiste en una consideración del problema y en la búsqueda de una solución. En esta fase, durante la cual planean sobre el inconsciente las experiencias acumuladas, el individuo seguramente se encuentre en un estado de inquietud y frustración en sumo grado, que a menudo va acompañado de sentimientos de inferioridad. Esto exige, por tanto, una notable tolerancia de la frustración.
Cuanto más desligadas permanecen esas experiencias más creativo resulta el proceso.

      3.       Iluminación – en esta fase el material acumulado durante la fase de incubación se transforma en un conocimiento claro y coherente que aflora de forma repentina.
           
      4.       Verificación – el proceso concluye con esta fase, donde se examina, comprueba y configura la nueva visión hasta adecuarse al individuo creativo y al entorno. En esta fase se da el cometido de la comunicación, consistente en traducir la visión subjetiva a formas simbólicas objetivas (como la escritura o el lenguaje).