Reflexionando un poco

Esta cuestión de la dodecafonía, de la que he hablado anteriormente, me resulta especialmente interesante en lo que respecta al paso de lo tonal a lo atonal. Cabe destacar el hecho de que lo tonal siempre fue algo incuestionable, algo considerado como lo "natural" y eterno.
Este hecho implica una serie de cuestiones un tanto complejas relacionadas con las proporciones armónicas responsables de la consonancia, a lo que podemos extender la tonalidad.

¿Sentimos la consonancia de forma innata? ¿O nuestro oído se condiciona desde un principio?

Puesto que, en nuestro caso, la historia musical que nos influye es la occidental, podríamos decir que ella demuestra la tendencia natural en la composición basada en una estructura tonal. Sin embargo, hasta J. S. Bach (compositor barroco) que ideo el Clave bien temperado (base de la armonía tonal que conocemos hoy en día), se había utilizado la denominada "armonía modal" que, frente a la tonal, posee una riqueza de sonidos mucho mayor.

Por tanto, sería interesante hacer esta misma reflexión frente a una persona cuya educación musical estuviera basada en este último sistema para saber si "suena mejor" una consonancia (armonía tonal) frente a una disonancia (armonía modal).

Está claro que el surgimiento del Serialismo, con la consecuente creación del sistema dodecafónico, fue fruto de la necesidad de un cambio, de la búsqueda de la expansión de los límites de la estructura tonal; no fue, por tanto, fruto de una tendencia natural. Cuando hablo de tendencia natural no me gustaría invitar a malinterpretaciones; poniendo un ejemplo, considero tendencia natural a la inclinación del oído humano a completar una cadencia que está a punto de hacer su resolución; o bien la inclinación del oyente al referirse a un intervalo (dos notas que suenan al mismo tiempo) como consonante siempre el de tercera (forma parte de los acordes tonales) que al de segunda. Mi reflexión, por tanto, la hallo justamente aquí a la hora de llamar dicha tendencia "natural".

Por un lado me encuentro con estudios que me hacen inclinarme por llamar, efectivamente, a esta tendencia, natural. Un ejemplo es el estudio sobre la proporción áurea: esta es una determinada proporción que, según los investigadores, se encuentra en numerosos elementos de la naturaleza, incluido el cuerpo humano; se halla también en las composiciones musicales: por ejemplo Mozart, cuyas sonatas poseen dicha proporción sin que el propio compositor fuera consciente de ello. Se ha demostrado que la proporción de compases desde que comienza la obra hasta que llega a su punto culminante con respecto al número de compases en total, dan como resultado la proporción áurea.
Tal hecho invita a pensar que lo que a Mozart le invitó a realizar dicha composición fue un impulso natural, instintivo, sin premeditación o mediante la implantación de una serie de reglas, como sería el caso del dodecafonismo.

Sin embargo, en base a mi experiencia auditiva, siento reticencias a la hora de denominar a la tendencia a tratar como "natural". Hablo de mi experiencia auditiva devido a que durante los últimos años he enfocado mucha de mi atención en las creaciones musicales provistas principalmente de disonancias, incluso a algunas completamente atonales. Puedo afirmar, por tanto, que he sido consciente del rumbo nuevo que ha tomado mi educación auditiva, disfrutando, como si de consonancia se tratara, de fragmentos musicales totalmente disonantes.

Fuente vídeo: Youtube
Artista: Mahavishnu Orchestra / Álbum: Apocalypse / Canción: Vision is a snaked sword